LAS NEBULOSAS
Las nebulosas son regiones del medio interestelar constituidas por gases (principalmente hidrógeno y helio) y polvo. Tienen una importancia cosmológica notable porque muchas de ellas son los lugares donde nacen las estrellas por fenómenos de condensación y agregación de la materia; en otras ocasiones se trata de los restos de estrellas ya extintas.
Las nebulosas son regiones del medio interestelar constituidas por gases (principalmente hidrógeno y helio) y polvo. Tienen una importancia cosmológica notable porque muchas de ellas son los lugares donde nacen las estrellas por fenómenos de condensación y agregación de la materia; en otras ocasiones se trata de los restos de estrellas ya extintas.
Las nebulosas asociadas con estrellas jóvenes se localizan en los discos de las galaxias espirales y en cualquier zona de las galaxias irregulares, pero no se suelen encontrar en galaxias elípticas puesto que éstas apenas poseen fenómenos de formación estelar y están dominadas por estrellas muy viejas. El caso extremo de una galaxia con muchas nebulosas sufriendo intensos episodios de formación estelar se denomina galaxia starbust.
Antes de la invención del telescopio, el término «nebulosa» se aplicaba a todos los objetos celestes de apariencia difusa. Por esta razón, a veces las galaxias (conjunto de miles de millones de estrellas, gas y polvo unidos por la gravedad) son llamadas impropiamente nebulosas; se trata de una herencia de la Astronomía de siglo XIX que ha dejado su signo en el lenguaje astronómico contemporáneo.
Tipos (según la edad de las estrellas asociadas):
-Asociadas a estrellas evolucionadas, como las nebulosas planetarias y los remanentes de supernovas.

Las nebulosas planetarias son las capas externas de una estrella expulsadas en las etapas finales de su evolución. Si una estrella posee poca masa, a medida que envejece, va aumentando paulatinamente de tamaño mientras va agotando su combustible nuclear. Este proceso deriva en una aureola de gas que rodea al núcleo remanente de la estrella y que visto desde la Tierra posee un aspecto de anillo. Nuestro Sol probablemente producirá una nebulosa planetaria en el fin de sus días. Son más pequeñas y débiles que las nebulosas de reflexión. Son brillantes aunque pequeñas. Aumentan de tamaño a medida que envejecen, pero cuando la estrella central termina por oscurecerse, pierden brillo, pero siguen creciendo.
-Asociadas a estrellas muy jóvenes, algunas incluso todavía en proceso de formación, como los objetos Herbig-Haro y las nubes moleculares.
Tipos (según su luz):
-Nebulosas oscuras:
Una nebulosa oscura (también llamada nebulosa de absorción), es una acumulación de gas o polvo interestelar no relacionada con ninguna estrella o alejada de éstas, de tal forma que no recibe su energía, por lo que su presencia sólo es advertida por contraste con un fondo estelar poblado más alejado que la nebulosa.
Estas nebulosas son nubes poco o nada luminosas, que se presentan como una mancha oscura, a veces rodeada por un halo de luz. Este tipo de nebulosas no poseen ninguna estrella cercana que les proporcione luz, dando la sensación que hay porciones de espacio que se encuentra vacío. Los telescopios infrarrojos a menudo revelan la presencia de nuevas estrellas dentro de las nubes oscuras.
Se puede apreciar cómo en una noche oscura y sin Luna la Vía Láctea se encuentra interrumpida por secciones oscuras, parecidas a manchas en el cielo. Esto es producto de las nubes oscuras que se interponen entre el Sol y parte de nuestra Galaxia. Este tipo de nubes también fueron encontradas en otras galaxias y cúmulos globulares. Algunas de las de nuestra Galaxia son distinguibles perfectamente, como la llamada Saco de Carbón, donde se aprecia claramente una zona relativamente despoblada de estrellas. Otro ejemplo harto conocido es la famosa Cabeza de Caballo, una nebulosa asequible a telescopios medianos y ubicada en las cercanías del cinturón de Orión.

-Nebulosas de reflexión:
Una nebulosa de reflexión, como su propio nombre lo indica, es una nube de polvo que refleja la energía procedente de una o más estrellas cercanas. Esta energía es insuficiente para ionizar el gas, pero sí alcanza para que la dispersión de la luz pueda revelarlo. Como es luz reflejada, el espectro de la nebulosa es similar al de las estrellas iluminantes.
A menudo las nebulosas de reflexión y las de emisión aparecen juntas; un ejemplo clásico es M42 en Orión.
Como cualquier nebulosa, se compone de gas, sobre todo hidrógeno y polvo. Contiene también elementos más pesados como oxígeno, silicio y carbono. Las nebulosas de reflexión son usualmente azules porque la dispersión es más eficiente para la luz azul que para la roja (es la misma razón que explica el color del cielo).
Un ejemplo de este tipo de nebulosas lo constituye la que rodea al cúmulo abierto Pléyades(M45), en Taurus, sobre el que basó sus estudios vesto M. Slipher en 1912, cuando comprobó que el espectro de la nebulosa de las Pléyades coincidía con el de sus estrellas, en lo que fue la primera demostración de la naturaleza de las nebulosas de reflexión.
En este caso, el más común, el gas que compone la nebulosa brilla como consecuencia de la transformación que sufre por la intensa radiación ultravioleta de estrellas vecinas calientes. En astrofísica estos objetos se denominan regiones H II y son fundamentales a la hora de analizar la composición química y las propiedades físicas de las nebulosas (y de las galaxias en las que se encuentran) gracias al análisis de su espectro, compuesto por multitud de líneas de emisión de los elementos químicos que albergan. La línea de emisión más brillante e importante es H-alfa (de la serie de Balmer del hidrógeno), localizada en la zona roja del espectro (a 6562,82 Å), siendo éste el motivo por el que dicho color domine en las imágenes tradicionales de nebulosas de emisión. Pero también se detectan líneas de emisión de helio, oxígeno, nitrógeno, azufre, neón o hierro. Dependiendo de la naturaleza de la nebulosa de emisión, se subdividen en dos grupos totalmente distintos.
1) Las nebulosas de emisión asociadas a regiones de formación estelar, es decir, en presencia de estrellas muy jóvenes, masivas y calientes, incluso en proceso de formación y a nubes moleculares.
2) Las nebulosas de emisión asociadas a estrellas moribundas o ya extintas se denominan nebulosas planetarias y restos de supernova. Las primeras no tienen nada que ver con los planetas: son las envolturas de estrellas de masa baja o intermedia expulsadas al espacio al final de sus ciclos evolutivos. En ellas, el gas es excitado por un objeto muy pequeño y caliente, una enana blanca, que es el núcleo expuesto de la estrella muerta.
El resto (o «remanente») de supernova es el material liberado en la titánica explosión que pone fin a las estrellas masivas. El gas de este tipo de nebulosas puede ser afectado tanto por la propia energía entregada por la supernova, como por la emisión de una posible estrella de neutrones (un púlsar) en su seno. Tal vez ejemplo más famoso de resto de supernova sea la Nebulosa del Cangrejo.
El resto (o «remanente») de supernova es el material liberado en la titánica explosión que pone fin a las estrellas masivas. El gas de este tipo de nebulosas puede ser afectado tanto por la propia energía entregada por la supernova, como por la emisión de una posible estrella de neutrones (un púlsar) en su seno. Tal vez ejemplo más famoso de resto de supernova sea la Nebulosa del Cangrejo.